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26 de febrero de 2023
El pueblo de Aculco, en las orillas del Estado de México fue declarado Pueblo mágico en el 2015, su nombre de origen náhuatl significa lugar donde se tuercen las aguas; siendo de origen otomí.
Los franciscanos fueron los encargados de la evangelización de estos territorios, quienes fundaron la parroquia de San Jerónimo, que aún se puede visitar y asistir.
La tradición quesera de este municipio es relativamente nueva, pues inicia en la segunda mitad del siglo XX, cuando tres familias comenzaron con la producción y comercialización de quesos y productos lácteos; actualmente se han multiplicado las queserías y los artesanos creando productos de alta calidad.
Nuestra aventura parte precisamente de este Pueblo Mágico con el objetivo de alcanzar la Peña de Ñadó, que está a una altura de 3,420.m.s.n.m. siendo parte del sistema montañoso del Estado, con un bosque donde el encino, ocote, madroño, capulín y otras especies nos rodean durante el recorrido entre zanjas, caminos, laderas, peñas.
Partimos puntuales a las 9:00 de la mañana, dirigiéndonos en caravana por la carretera hasta el punto donde dejamos el asfalto y tomamos la terracería que nos indica el inicio del ascenso a nuestro reto del día.
Las primeras zanjas no se hacen esperar, producto de la erosión natural y escurrimiento de agua, nos ofrecen distintos grados de dificultad técnica y de equipo para poder cruzarlas, algunas más llanas, más empinadas, con rocas que obstaculizan el trayecto vamos avanzando, sin mayor percance hasta alcanzar nuestro primer punto de riesgo en la Peña Colorada, donde una zanja profunda en curva nos pone a prueba para sortearla no sin dificultad, pero si con apoyo del equipo de Rutas y Aventura y participantes que se ofrecen a acomodar alguna eslinga o cable y asegurar los vehículos de una posible volcadura.
Ya con este paso superado continuamos fluidamente entre zanjas y caminos que se estrechaban o complicaban, dando oportunidad de gozar la aventura entre giros, saltos, frenones.
Llegamos a un pequeño llano donde aprovechamos para tomar y compartir alimentos; nos acomodamos y se hizo una junta de pilotos para explicar la siguiente etapa, el ascenso a la Peña Ñadó, la cual presenta ascendentes más empinadas, curvas en contra pendiente, material fino y suelto que hace de la experiencia un gusto y reto a superar para cada participante.
En la cima de este cerro nos reunimos a hacer fotos, platicar y admirar el paisaje, el cual es majestuoso e imponente, observando los valles y cerros de los alrededores, aprovechando que el clima estaba fresco, sin lluvia y con un sol oculto entre nubes.
Tras una media hora decidimos iniciar el descenso, que de igual manera ofrece una dificultad técnica especial al bajar, pues se tiene que mantener el control del vehículo para evitar salir del camino, alguna volcadura o avería mecánica ocasionada por el golpe de alguna roca.
Y así, después de 9 horas de aventura extrema, llegamos a nuestro punto de reunión para recargar combustible, inflar neumáticos, despedirnos y agradecer el entusiasmo y alegría de haber completado una aventura 4x4 más en nuestros vehículos Todo Terreno los que fueron puestos a prueba una vez más de forma exitosa.