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09 de abril de 2022
Nuestro reto cumplido, con todas las de ley, en esta ocasión regresamos al Citlaltépetl, la montaña más alta de México y el segundo volcán más prominente del mundo, solo un lugar abajo después del Monte Kilimanjaro en África.
Como digo, no importa cuantas veces repitas una ruta, siempre encontraras retos nuevos, experiencias únicas y momentos que compartir haciendo la aventura inigualable.
Nos reunimos conforme a lo acordado, en una caravana más pequeña a las que normalmente acostumbramos en Rutas y Aventura 4 x 4. Dando la instrucción de caravana en movimiento tras la respectiva junta de pilotos de arranque.
Cruzamos rápidamente la zona urbana para ir ascendiendo entre caseríos y rancherías, llegamos al inicio de la ruta aproximadamente a las 11 de la mañana con un clima seco, sin lluvia, pero si nubosidad variable. Aunque había estado lloviendo en la semana y esperábamos veredas y un trazo de ruta con encharcamientos y lodo, no fue así, durante todo el recorrido encontramos más polvo que humedad; lo que también nos dio la oportunidad de poner los motores al límite, pues algunos pasos, toboganes y rampas necesitábamos aplicar una aceleración constante y potente para superar la falta de oxigenación que a esas alturas ya se resentía.
Nuestro primer reto fue avanzar entre unas zanjas, las cuales se superaron sin mayor problema, siguiendo un camino que en ocasiones se cerraba para abrirse más adelante; íbamos ganando altura y con ello se iba afectando la potencia de los vehículos, pero esto no nos impedía acercarnos a nuestro objetivo, las faldas del volcán.
El último tramo donde ya podíamos ver la cara sur del Pico de Orizaba, tuvimos varias curvas empinadas con un terreno con bastante tierra y algunas rocas sueltas; nada imposible para nuestros 4x4.
Así llegamos alrededor de las 2 de la tarde a nuestra última subida muy empinada a una altura cercana a los 4,500 msnm, donde nos acomodamos para un pequeño convivió en las alturas, admirar el paisaje de las nubes bajas que se extendían hasta el horizonte.
Tuvimos un momento de caída de aguanieve y pequeñas ráfagas de viento y así, mientras veíamos las faldas rocosas del volcán, emprendimos el regreso, en un descenso con buen ritmo, constante y que al llegar a la parte baja nos alcanzó la neblina que en momentos cubría el camino.
Eran cerca de las 5:30 cuando ya estábamos cargando tanques, inflando neumáticos y preparando los vehículos que se quedarían ya sea en Orizaba para regresar con calma el domingo o algunos que aprovecharon la hora para regresar a sus hogares.
Nos alegró mucho haber completado la ruta sin daños mayores en los vehículos dentro del tiempo establecido, con todos los integrantes listos para continuar a la próxima aventura.